-Mami-me llama Elena.
-¿Si?-pregunto mientras entro a su habitación.
Ella esta acostada en la cama con un libro sobre su regazo.
-Puedes decirme una historia-pide.-, ya no quiero leer las
reliquias de la muerte.
Me siento a su lado en la cama y le acaricio la mejilla.
-¿Que deseas oír de mi pequeña?-le pregunto.
-¿Cómo conociste a papa?-pregunta curiosa.
-Estudiábamos juntos en la universidad-respondo.
-¿Fue un clic?-pregunto y niego la cabeza.
-Al principio él no sabía de mí, yo solía mirarlo de vez en
cuando, pero tampoco era de mi atención. Yo tenía otras cosas en la mente.
Deseaba terminar mis estudios, comenzar mi carrera de medicina y tener muchas
aventuras. Tu padre deseaba cosas diferentes, pero un día el noto que yo estaba
en la mis habitación con él, que respirábamos el mismo aire y comprendió que yo
era más. Comenzamos a tener una linda amistad y luego nos hicimos novio, pero
no duro mucho.
-Pero… ¿porque?-pregunta sin comprender.- ¿él fue tu clic?-pregunta
y asentí.
-Uno no tiene control del destino mi hermosa criatura, pero
hay cosas que suceden por algo y no de ella fue esa.-explico.- ¿continuo?-pregunto
y ella asiente.- Después de terminar mis estudios y haber obtenido mi licenciatura
me mude a Haití.
-¿Haití?-pregunta curiosa
-¿Porque?-pregunta curiosa.
-Nos enviaron los de la cruz roja a ayudar por una causa-le
explico.- fue una experiencia que cambio mi vida. ¿Sabías que tú tienes ascendencia
haitiana y áfrica?-le pregunto y ella niega con la cabeza.-Por parte de mi
familia materna, pues esa sangre corre por tus venas y debes sentirte orgulloso
de ello. Yo no me sentía orgullosa al principio, pero cuando rebusque entre mis
antepasado sentí tanto orgullo por reventar.-explico y suspiro con una sonrisa.
-Continuando con mi historia, en Haití viaje junto a un
grupo de la cruz roja del cual estaba mi mejor amigo…
-¿Tío?-pregunta y asiento.
-Ambos vimos cosas de las cuales nos tocaron el corazón,
estuvimos 6 meses trabajando y la cruz roja nos quería mandaría a otro lugar,
pero fue cuando algo cambio en mis
planes. 3 días antes de irnos hubo un brote del virus de la influencia. Muchos
pacientes llegaron a nuestro campamento, no fue algo agradable muchos murieron
debido a que no estábamos preparados para tanto impacto en la población, pero
logramos salvar a un grupo y entre ellos había una niña.
-¿Leila?-pregunta y asiento.- ¿fue cuando la
encontraste?-pregunta
-Sí, estaba muy enferma, pero sobrevivió a las expectativas
que yo había puesto en mi fe. Ella fue llevada por unos tíos que la daban por
muerta. Era huérfana y estaba en un mal estado, estaba muy delgada y presentaba
unos problemas de salud que no mejorarían si no la ayudaba. Fue cuando tuve la
locura idea de adoptarla. Al principio se vio como una locura, pero después vi
que era lo mejor. Los trámites fueron complicados debido a que era una mujer
soltera y no me permitían adoptarla de esa manera y cada vez que sentía que no
podría ser madre me desilusionaba. Mi grupo se fue y yo me quede con mi mejor
amigo en Haití para poder adoptar a leila.
-¿Qué sucedió?-pregunto curiosa.
-Me case-respondí y mi hija soltó un gritito.
-¿Papa?-pregunto y negué con la cabeza.
-Tu papa estaba
activo en siria-le explico.- me case con mi mejor amigo por el bien de
leila. No fue muy agradable para mi familia ya que fue repentino, pero no me
importo. Luego de casarme y permanecer seis meses en puerto príncipe pude
adoptar a leila. ¿Sabías que ese no era su nombre?-le pregunto y mi hija abre
los ojos como plato.- su verdadero nombre era tan complejo que yo nunca pude
aprenderlo y ella le gusto el que yo le di. Después de conseguirle la ciudadanía
lo cual nos tomó 8 meses más, después de obtenerla nos mudamos los tres a mi
hogar. Nos mudamos a un pueblo alejado de la costa porque yo había gastado miss
ahorros en leila y deseaba volver ahorrar dinero para mudarme al norte….
-Tú y el tío….-pregunta mi hija y me rio.
-Jamás-respondo.-, todo fue por leila y no duro mucho solo 2
años a lo que leila se adaptaba y yo ahorraba el dinero para irnos las dos.
Luego de ahorra lo suficiente acepte un trabajo en Seattle y nos mudamos. Al
principio no fue fácil debido a que estábamos solas, no quería que mi mejor
amigo dejara su vida por mí y yo era muy orgullosa para pedirle un favor como
ese después de habernos divorciado.
-¿Qué sucedió?-pregunta desesperada.
-Seguimos viviendo solas hasta que decidimos visitar a mi familia para las fiestas navideña…
Leila y yo estábamos comiendo en un restaurante en la costa,
había ido en mi juventud en mi cumple año. Recordaba que había pasado un buen
momento en ese lugar y deseaba llevar a leila a pasar un buen tiempo.
Caminamos por las calles como turistas americanas, yo vestía
de una falda suelta y una blusa suelta dejando ver mi bañador, mientras que
leila caminaba a mi lado con su cabello recogido por una dona, lentes de sol
amarilla, tenía un vestido color blanco que combinaba con su piel oscura y sus
labios rosados e hinchados. Leila era esbelta para ser una adolecente de 12 años
y tenía la misma estatura que yo.
Ambas entramos al restaurante y el camarero nos indicó una
mesa disponible. Nos sentamos en una mesa delante de los chef.
El salón estaba repletos de mesas que estaban ocupadas, las
paredes tenían pinturas de artes de artistas no famosos, una de las paredes poseían
un vinero que tomaba la pared completa. Y delante de todas las mesas se
encontraba la cocina. Podías ver a los cocineros hacer las mejores creaciones.
-¿Que desean tomar?-pregunta el mesero.
-Vino tinto-respondo mientras observo la cartelera de
postre.
-Té helado-respondo leila.
El camarero se alejó y nos deja elegir.
-¿Elegimos primero el postre?-pregunta y le respondo con una
sonrisa.
-¿No hay más mesas adicionales?-pregunta una voz fría y algo
tosca.
Alzo mis ojos y miro a lo lejos a una pareja tomado de la
mano. Ambos los conocía, pero el que mantenía impactada era el hombre. Era corpulento,
bajo en estatura, tenía el cabello corto y sus ojos eran oscuros.
Vestía casual comparado conmigo y leila.
-Camarero-llamo en voz alta llamando la atención de los
presentes.
-Sí, ¿dama?-pregunta ignorando las miradas frías de aquel
hombre corpulento y musculoso.
-Ellos pueden sentarse junto a nosotras-le aseguro con una
sonrisa.
-¿Enserio?-pregunta sin comprender.
-No seas tan ogro y siéntense junto a nosotras-le digo
amistosamente y su rostro cambia violentamente.
El mesero busca dos sillas adicionales para mi mesa y la
pareja se sienta. El queda delante de mí y ella a mi izquierda.
-¿Nos conocemos?-pregunta y le sonrió con tristeza porque me
había olvidado.
-En la universidad estudiamos enfermería junto-solo le
indico.-medicina II.-le explico y el camarero trae mis bebida y pide la de
nuestro nuevo integrantes.
Es cuando el comprende mostrando sorpresa.
-¿Estrella?-me dice.
-La misma-le aseguro.
-¿Cómo has estado?-pregunta.
-Bien, solo estoy de vacaciones-murmuro y leila hace un ruidito
con la garganta.
Ambos recordamos que no estamos solos.
-¿Ella es tu sobrina?-pregunta ya que ambas no teníamos nada
en común físicamente.
-No-respondo.
-Soy su hija-responde mi hija orgullosa.
El no mira perplejo.
-Eres muy mayor para ser su hija-dice el haciendo el cálculo
mental.
-La edad no es un impedimento-digo algo fría, recordando
aquellas conversaciones de jóvenes.
El me mira confundido y no sigue mi plática, me presenta a
su acompañante la cual conozco, pero no muestro empatía.
El camarero viene a nuestro lado.
-¿Ya decidieron?-pregunta mirándome.
-Quiero flan de Brand, con helado y algo que me pueda
sorprender-le indico devolviéndole mi menú.
-Deseo pie de manzana-indica leila imitándome.
-¿Van a pedir postre?- pregunta el que yo había apodado
ogro.
-Si-respondemos ambas a la vez.
-El postre es la mejor parte de la cena y deseamos
saborearlo primero. Hacer lo mismo vuelve todo monótono y aburrido.-le explico.
-¿No te gusta aburrirte?-pregunta.
-Jamás, la vida es una aventura y se vive una sola vez.-le
indico.
-Eres tan rara-murmura y sonrió.
Los cuatro platicamos de cosas triviales sobre lo que pasa
en la actualidad hasta que traen nuestros platos.
Leila y yo comemos complacido nuestro postres mientras el me
mira con curiosidad. Después de comer y seguir hablando sobre el tiempo
universitario el camarero viene con nuestra cuenta.
-Yo pago-indico mientras le entrego una tarjeta de plástico
plateada.
-No debiste-dice mientras el camarero se lleva mi tarjeta.
-No importa-le aseguro.
Después de pagar salimos del restaurante.
-¿Supongo que es adiós?-pregunta el mientras leila habla con
su pareja.
-Supongo-murmuro con duda.
-¿Piensas estar mucho tiempo aquí?-pregunta.
-15 días-respondo.
-¿Podemos salir?-pregunta.
-Claro, ¿el marte te parece bien?-pregunto.
-¿martes?-repite y comprendo su expresión de descaro.
Me sonrojo y siento esa sensación que había olvidado sentir.
Cuando siento que mi vientre se contrae en busca de placer e inunda mi ser.
-Si-digo y le indico mi número telefónico.-adiós-digo y cada
uno se va por su lado.
Leila y yo seguimos pasando el día como si nada hubiera
afectado mi ser, pero él seguía estando en mi mente. Siempre estaba ahí en ese
rincón oscuro, escondido entre amor juvenil y prohibido. A pesar del tiempo
podía dominarme y dejarme sumisa a sus encantos masculinos.
Sabía que si aceptaba salir con él podría perderme en sus
ojos y en sus labios rosados.
El martes llego y con mi mal de nervios lo llame. Al
principio tuve q controlar mi voz para que esta no temblara de los nervios e
inquietud.
Terminamos concordando una cita cerca del hotel.
Yo vestía de un vestido blanco y debajo tenía un bañador
negro y usaba unas sandalias negras. Mi cabello estaba suelto y lacio.
Nos encontramos en el hotel y decidimos caminar como si fuéramos
viejos amigos.
-¿Eres feliz?-pregunta.
-¿Tu lo eres?-le pregunto ignorando su pregunta.
-Si-me indica mientras cruzamos la calle, pero como siempre
no fije que un auto estaba por golpearme y el reacciona más rápido que yo.
Me toma del codo y me jala a su lado.
-Eres tonta-me dice enojado.
-No lo vi-me excuso molesta.
El ambiente se torna frio entre ambos y seguimos caminando
hasta toparnos en un puente. Un puente que fue de muchas conversaciones de
ambos.
-¿Te acuerdas?-le pregunto y niega con la cabeza.- ¡enserio!-exclamo
sorprendida.
-No sé qué te pasa-me asegura.
-Voy a refrescarte la memoria-le aseguro.
Me quito el vestido y las sandalias y las dejo en el suelo apiladas.
Subo el borde de la baranda con toda la valentía a cumulaba.
-¡Estás loca!-me dice.-vas a matarte.
-Tal vez-digo y miro a mar. Siento como el estómago se mes
estruja, siento las ganas de bajarme, pero veo como las olas hacen espuma al
chocar las rocas. Siento ese olor a sal q invade mi ser y entre muchas emociones
siento la picardía de darlo todo por el todo.
Me dejo caer al agua libremente, el golpe fue ardiente y el
sonido sólido, pero fue cayado por el choque de las olas y los gritos de las
personas en el puente.
Quede sumergida rápidamente.
El agua estaba totalmente helada para mi gusto.
Nade a la superficie en busca de oxígeno y una ola me
abrazo.
Volví a nadar a la superficie y desvié a lo lejos unas rocas,
con cierta dificultad nade a las rocas y
trepe a ellas.
-¿Estas mal de la cabeza?-me exige saber enojado cuando
llego a donde estaba. Él tenía mis cosas en sus manos.
-No-le digo con la adrenalina sobre mi pecho.
El me entrega mis cosas y me visto rápidamente delante de él.
El no aparta su vista de mi lo cual hace que me sonroje.
-¿Estas bien?-pregunta con sus ojos oscuros.
-Si-digo con cierto escalofrío.
-No lo parece-me dice y me estrecha en sus brazos sin
esperármelo inundándome de calor.-, vamos a buscar ropa seca.
-Vale-murmuro sin dejar de castañar.
Nos apartamos sin dejar de tomarnos las manos.
Caminamos de vuelta al hotel y me acompaño a mi suite.
Leila no estaba en la habitación y supuse que estaría en la piscina.
-Ponte cómodo-le indico mientras en se sienta en la cama sin
dejar de mirarme.
Me sonrojo porque mi mente revive esos recuerdos que jurar
olvide.
Tomo ropa del guardarropa y entro al baño con esta en la
mano.
Dejo la puerta entre abierta y me visto poniendo atención a
todos los sonidos de la habitación. Cuando ya finalizo lo encuentro delante de
puerta mirándome.
-¿Que miras?-pregunto abochornada.
-Te veo a ti-responde y siento un escalofrió en el vientre.-
olvide que era verte desnuda-murmura con descaro.
-Olvide que era ser observada-le digo mirándolo a los
ojos.-, pero supongo que observas mucho a tu novia.
-Ella no es mi novia-me indica.
-No tienes que aclararme tus cosas-le digo fríamente
mientras salgo del baño, pero él me tomo por la muñeca.
-¿Estas celosa?-pregunta y me rio, peor mi risa suena falsa
y llena de mentira.
-¡Por dios!-exclamo y me mira con pudor.
-Estas nerviosa y eso me excita-me confiesa.
Siento esa sensación en el vientre y algo que me inunda de
cierto placer.
-No sabes lo que dices-le aseguro.
-¿Porque me temes?-pregunto y niego con la cabeza.
-Es mejor que te vayas-digo sintiendo un dolor en mi pecho.
Deseaba tenerlo ahí, tocando mi piel y robándome el aliento.
Necesitaba sucumbir ante su hombría y dejar que se embriague de mi feminidad.
-No sabes mentir-dice acercándose a mi ser tembloroso. Me
tomo por la nuca y presiono sus labios sobre los míos haciéndome olvidar todo
pensamiento negativo.
-¡Mama!-me llama mi hija.
-¿Si?-pregunto confundida.
-¿Que sucedió contigo y papa?-pregunta inquieta y curiosa.
Sonrió a medias al recordar lo que sucedió en nuestro
encuentro. Esos gemidos, ese dolor siendo evaporado y esas atmosfera que estaba
llena de amor.
-Después de encontrarnos lo abandone-confieso.
-¿Porque?-grita alarmada.
-Tu padre tenía una vida alejada a mí y tenía miedo volverme
enamorar de el-confesé sintiendo vergüenza de mi misma.
-¿Tu lo amabas en ese momento?-pregunto.
-No-admito.-, es complicado de decir. Solo puedo decir que
una mujer como yo no podía darse esos lujos de amor. Yo había hecho mi vida
lejos por no volver a sentir aquel amor juvenil porque siempre le tuve miedo a
tu padre. Porque aunque él no lo supiera y yo fingiera indiferencia él era y
será el dueño de mi mundo y mi corazón. Todo eso le daba el poder para convertirme
en un ser a su merced.
-Pero no comprendo-admite confundida.
-¿Que no comprendes?-le pregunto mientras le acaricio la
mejilla a mi hija.
-¿Cuál es el final de esta historia?-pregunta.
Le sonrió y me acerco para besar su tibia frente.
-La estás viviendo-le aseguro.
Me pongo de pie y me alejo de su cama.
-Ya debes irte a dormir-le aconsejo mientras apago la luz de
la habitación.
-¿Podrás contarme más de papa y tú?-pregunta ansiosa.
-Mañana-le prometo mientras tomo el picaporte.-descansa.- cierro
la puerta.
Estoy en el pasillo de mi casa, junto delante de mi tengo
una sesta llena de ropa sucia.
La tomo y paso por la habitación de Emmette.
Toco dos veces.
-Pasa-me indica mi hijo y abro la puerta. Su habitación es
todo un caos y se saborea un sabor de adolescente.
-Puedes bajar tu ropa sucia a la lavandería-le indico.- y
recoger tu habitación un poco-le reprendo. –le digo mientras mi hijo dibuja en
un lienzo un rostro femenino.
-Vale-me dice.
-Si no lo haces, no dejare q la banda practique mañana-le
recuerdo mientras cierro la habitación de su habitación.
Aun sosteniendo la sesta baje las escaleras y deje la seta
al pie de la escalera mientras recogía todo lo que estaba a mi paso, pero no
todo podía ser recogido debido que estaba en el suelo y debido a mi abdomen
abultado no podía doblarme para tomar cosas del suelo.
Recogí las cosas que mis hijos habían dejado por toda la
casa. Luego de recoger las cosas que mis hijos habían dejaron a mi merced.
Recogí la mesa del comedor, los platos que habían quedado en
la mesa luego de la cena.
La cena había sido muy poco inusual debido que Chris y mi
esposo no habían asistido a la cena debido a que uno trabajaba y otro se
encontraba en una cita.

Recogí la mesa en silencio hasta que alguien cruzo el vestíbulo
en silencio.
-Hola-saludo.
-¡Mama!-exclama asustado Chris.
-¿Qué horas son estas?-le exijo saber y le hago señas para
que acerque a mi lado.
-La película se demoró más de lo que esperaba-se disculpa y me
da un beso en la mejilla.
-Ayúdame a recoger estas cosas-le pido señalándole los
esquís que había usado Emmette con Elena.
-¿Papa aun no llega?-pregunta mientras me ayuda a recoger.
-No, debe haberse demorado por toda esta nieve-murmuro algo
preocupada.
-¿Aun no sabes qué?-pregunta señalando mi abdomen.
-No quiero saber-le indico con una sonrisa.-quiero que sea
una sorpresa. Quiero que me ayudes después de clases arreglar la habitación que
era de leila…
-Mama-me interrumpe.
-¿Podría quedarme con el ático y cederle mi habitación al
bebe?-pregunta mirándome a los ojos.
Sonríe rápidamente.
-Es una buena idea, pero tendrás que bajar las cosas del ático
al sótano para que te sientas cómodo-le concedo.-, pero por ahora ayúdame
aquí-digo y mi rostro se vuele una mueca.
-¿Te duele?-pregunta y asiento.
-Aun no es el momento me quedan semanas para el
parto-explico.
-Es mejor que te lleve a la cama y termine yo-me dice mi
hijo mientras me toma de la cintura y me guía a mi habitación. Me acuesta en la
cama y me arropa para que descanse de un día agotador.
Cierro los ojos y me dejo entregar a los brazos de Morfeo.
Siento que alguien me abraza y me aferra algo caliente.
-mmm-murmuro.
-Duérmete-me ordena mi amado.
-No-digo aun con los ojos cerrados.- ¿Qué te demoro?-le
pregunto mientras siento su aliento en mi cuello.
-Una tormenta de nieve-me dice.-Chris me dijo que no te
sentiste bien ¿es verdad?-pregunta y gruño algo enojada con mi hijo.
-Estoy bien-le aseguro en la oscuridad de nuestra
habitación.
-No me gustaría perderte-me recuerda.-, tienes que recordar
que te amo tontita.-dice para luego besarme la nuca.
-No empieces, si sabes que no podrás terminar-le digo contenido
la risa.
-Te encantaría-me asegura con orgullo.
-En ocasiones te subestimo-le aseguro.
-Por eso es que estamos aquí-me recuerda.
-¿Aja?-le pregunto.
-Cuando me dejaste sin decir nada más decide hacer lo más arriesgado
que había hecho en mi vida. No me arrepiento de buscarte y pararme delatante de
tu casa bajo la lluvia…
-Pegarme un susto de muerte-le recuerdo.-, podías haberte
enfermado.
-No me hubiera importado enfermarme si hubiera tenido tu corazón-dice
con orgullo.-, eso me dio puntos para enamorarte mi amor. Recuerdo que al verme
ahí te pusiste como una loca….
Mis pensamientos me arrastraron al pasado.
Leila tocaba el saxofón en la sala mientras yo servía la
cena en la mesa. Mis pensamientos venían de un lado a otros, tenían un dueño
del cual no sabía de mi existencia. Las nota musicales sonaban melancólicas y
se entrelazaba con mis sentimientos.
Había vuelto de mis vacaciones navideñas 5 días atrás. Solo
me quedaba tres días para volver a mi trabajo y leila vuelva al colegio.
La lluvia retumbaba contras las ventanas de mi casa
provocando ruidos escalofriantes, pero los ruidos se volvieron más fuerte y extraños
para mis oídos.
Deje de hacer lo que estaba haciendo para ir a verificar de
donde provenían los ruidos. Los ruidos provenían de la puerta. Abrí la puerta
con el corazón en la mano esperando no encontrar nada, pero lo que encontré
delante de la puerta no me lo esperaba.
Mi amado estaba delante de la puerta, uniformado de manera
elegante y profesional resaltando su físico, pero toda su apariencia era
alterada por el agua que lo cubría.
-¿Que hace aquí?-pregunto alarmada.
-Quería verte-responde tembloroso.
-¿Qué sucede?-pregunta alarmada leila desde la otra
habitación.
-Entra-digo y me aparto de su paso. Cierro la puerta tras él
y me encaro al que tengo delante de mi.- ¡estas empapado!-le reprendo enojada
mientras le toco la mejilla y siento su piel helada.-Debes quitarte esa ropa-le
ordeno mientras le quito la mochila que tiene sobre sus hombros.
-¿Aquí?-pregunta mirándome curioso.
-No-digo abochornada y nerviosa.- ven-le indico mientras le
tomo la mano y le guio a mi habitación.- dentro hay un baño -quítate la ropa y
sécate con las toallas que están en el toallero.
-Vale-dice mientras lo dejo entrar a mi habitación. Vuelvo
donde leila y le explico rápidamente los hechos.
Ella no se muestra nada sorprendida con que el este en mi
hogar.

-pon otro plato en la mesa-le indico mientras voy a mi
habitación y lo encuentro semidesnudo sentado en mi cama. Solo una toalla
ocultaba esas partes sensibles de su ser.
Me sonrojo y no lo miro.
-Puedes darme tu ropa para poder secarla-pido sin mirarlo.-podrás
quedarte hasta que pase este mal tiempo-le digo.- no entiendo tu interés de
verme
-Porque te amo-me dice y siento que todo tiene un nuevo giro
en mi corazón.
-¿Después de tanto tiempo?-le pregunto.
-Claro, yo nunca renuncie a ti y dudo que tú lo hayas hecho,
¿me equivoco?-pregunta y niego con la cabeza.
-Vístete-le pido nerviosa-hablemos luego, la cena se enfría
y leila nos espera.
-¿Tienes sueño?-me pregunta mi esposo sacándome de mis
pensamientos.
-Si-admito.
-Te amo-me dice mi amado.
-Yo también te amo tonto-le indico con una sonrisa en la
oscuridad que fue opacada por un bostezo.
-Adormir-me ordena.
-¡Ogro!-exclamo.
El comienza cantarme
mi nana para dormir y olvidarme de ese dolor que crecía en mi vientre dando
paso algo nuevo.
Continuara....
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Es lo primero que subo en el 2014... gracias por su apoyo... se lo dedico a mi ogro quien supo sentir un temblor, pero por desgracia no fue de mi corazon.... lo amo mucho
espero q les guste... pense escribir un parto.... el embarazo es un tema importante en mi vida, peor una persona a influenciado en la intimidad durante la gestacion...
Un consejo querido lector:
siempre amamos aunque el tiempo nos golpeen por muchos anos.
<3 te amo