Cuando la luz llego a mí, era una luz diferente. Tanto que sentía el calor de verano sobre mi piel, en mi piel morena. Apenas la luz toco mi rostro no pude ver con claridad hasta que mis ojos se adaptaron a la luz brillante.
miércoles, 29 de junio de 2016
El pórtico Blanco
Cuando la luz llego a mí, era una luz diferente. Tanto que sentía el calor de verano sobre mi piel, en mi piel morena. Apenas la luz toco mi rostro no pude ver con claridad hasta que mis ojos se adaptaron a la luz brillante.
jueves, 9 de junio de 2016
Mi Amor...
El corazón le latía al mil, su cuerpo temblaba de excitación cada vez que los labios de su amado le besaba y cada vez que sus manos tocaban cada parte de su ser. Había escuchado de los labios de sus padres que aquello no podría ser amor por que era algo prohibido, nadie podría enamorarse o sentir amor por alguien de su mismo sexo, eso era de gente enferma, pero a él no le importaba eso que la gente decía.
El sentía el amor más puro y real de lo que algún día pudo haber imaginado dar, su corazón latía con intensidad cada vez que veía a su chico, ambos se demostraban con una simple mirada lo sincero que era el amor que se tenían. "Amor" palabra que muchos usan sin saber el significado, ellos sabían lo que era el amor, el amor era lo que el reflejo de sus ojos del otro le mostraba, amor era lo que ellos sentían y amor era aquello que les daba fuerzas para luchar día a día, para demostrar que El amor no necesita ser perfecto para ser real y verdadero, porque el amor es amar sin juzgar nada ni a nadie...
miércoles, 24 de febrero de 2016
Una Carta para un mentiroso.

S.
domingo, 3 de enero de 2016
¿Qué es un puertorriqueño? Según Gabriel Garcia Marquez
¡Ah, los puertorriqueños… que difícil pregunta! Los puertorriqueños están entre ustedes pero no son de ustedes. Los puertorriqueños beben en la misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen de la música.
Los puertorriqueños toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie y creen en todo. ¡No se les ocurra discutir con ellos jamás!
Los puertorriqueños nacen con sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! No necesitan viajar, ¡todo lo han visto! Los puertorriqueños son algo así como el pueblo escogido, por ellos mismos.
Los puertorriqueños se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia y, en grupos, por su gritería y apasionamiento. Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien entre sí, de ahí que reunir a los puertorriqueños es fácil, pero unirlos es casi imposible.
No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura y los puertorriqueños son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, si te invitan a un restaurante a comer, no te invitaron al mejor restaurante del pueblo, sino al mejor restaurante del mundo.
Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo sino ¡Estás completamente equivocado!
Tienen tendencias antropofágicas; así entonces, ¡Se la comió!, es una expresión de admiración y, comerse un cable es señal de una situación crítica. Llamarle a alguien come mierda es un insulto lacerante.
El puertorriqueño ama tanto la contradicción que llama monstruos a las mujeres hermosas y bárbaros a los eruditos. Si te aqueja alguna situación de salud te advierten ¡Mano, debiste hablar conmigo para llevarte donde un pana mío médico que es un caballo!
Los puertorriqueños ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para ellos nunca hay problema. Saben lo que hay que hacer para erradicar el terrorismo, encausar a América Latina, eliminar el hambre en África, pagar la deuda externa, quién debe ser presidente y cómo Estados Unidos puede llegar a ser una potencia mundial.
No entienden por qué los demás no les entienden cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender por qué la gente no quiere aprender a hablar el español como ellos.
¡Ah, los puertorriqueños… No podemos vivir mucho con ellos, pero es imposible vivir sin ellos! Dedicado con cariño a los habitantes del mejor país del Mundo…”