Quiero desgarrar esta vena que esta llena de muchos sentimientos.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Corazones para cenar

Llevo tiempo que no escribo siento que he perdido ese arte de unir palabras. Ya no me siento tan capaz como antes. Siento que todo lo que luchaba antes en mi pasado es más que un recuerdo vago e infantil. Despierto en ocasiones maldiciendo al amor por mi falta de arte porque siento que amor ha marcado mi vida y no me había dado cuenta hasta hoy.

Soy una chica Promedio por que mi estatura es de tamaño promedio, irónico que suene cómico; pero para muchas personas suelo ser fascinante. Aun no entiendo el porqué, ¿tal vez son mis labios con rasgos negroides o mi manía de decir lo que siento y pienso sin que me importe la otra persona? No lo sé, ¿tal vez sean mis ojos que son como la madera quemada y que pueden volverse a miel derretida? pero lo más fascinante de mis ojos es que suelen decir lo que mi corazón calla y me avergüenzo a decir.
En ocasiones divago entre la verdad y la mentira, pero mis ojos no. Son pura verdad. ¿Si no son mis ojos que será? ¿Será mis curvas esbeltas y pronunciadas que gritan en cada poro taino, africano y europeo? Eso no será, la belleza es relativa para mí y aun siento que la belleza no me ha tocado con bendición. Aunque muchos creen que soy hermosa por fuera, ¿pero que hay dentro de mí? ¿Órganos? ¿Células? ¿Sistemas funcionando en una homeostasis? ¿Dentro de mí hay alma?


Creo que dentro de mí hay muchas cosas meno almas y corazón. Mi alma fue reducida a polvo en los últimos meses y mi corazón esta tan roto que no tiene más remedio. Siento que ya me resigne a la pérdida de un amor tras otro, a vivir  a una soledad de noches vacías y devorando corazones sin compasión alguna. Ese otro sentimiento que comencé a sentir en raras ocasiones pero hacia las personas si no a mí misma. Un sentimiento que va mezclado con la lastima. ¿Tan malo no es tener alma? En ocasiones quiero recuperar mi alma y no puedo.

 Él tiene mi alma y unos pedazos vitales de mi corazón. Lucho por recuperarlos, pero él no me las devuelve. Se resiste me quiere suya, sumisa y doblegada por esas franjas rojas y blancas y estrellas blancas llenas de perjuicios y miseria. Sus ojos azules como el mar me siguen por las noches en una persecución horripilante. Cuando no me persigue, yo lo busco. Busco todo de él, sus ojos, sus labios, su piel marmoleada. Lo busco con ansias hasta gritarlo mientras duermo. ¿Cuándo podre olvidarlo del todo? Hago mi esfuerzo, pero esa sed de mi propio ser por su compañía. ¿Me estaré volviendo loca? Tal vez, nunca he sido muy cuerda y normal para demostrar lo contrario.


Luego pienso en los tiburones blanco, son aquello tiburones que me siguen, me persiguen como si fuera un filete sangriento. Cuando yo sé que solo quieren mojar las sabanas con mi piel morena,  quieren ultrajarme  y mancharme con sus manos sucias. En ocasiones me gusta jugar en el mar de los hipócritas y mentirosos nadar entre los tiburones, ver como juega, como actúan y como clavan sus afilados dientes en nuevas víctimas, pero estoy en ese mar solo para aprender de ellos. Los tiburones blancos suenan algo melodramático, pero existen. Es aquel chico que vive en bar en bar buscando una nueva chica en su cama, chico que ves en un chat deseoso de recibir fotos inapropiadas de ti misma o incluso el chico que se esconde tras el disfraz de oveja sumisa esperando poder devorarte como tiburón hambriento.

Pero los tiburones no me preocupan, me preocupan los inocentes. Aquellas personas que quieren estar junto a mi aunque saben cómo estoy y como me siento. Son personas que resultan lastimadas por mi culpa, que en ocasiones no quiero herir, pero por alguna razón disfruto de su dolor. Sé que está mal, pero me gusta sentir que otra persona sufre por culpa. Son esos seres de corazones puros y llenos de amor que jamás han visto el dolor del verdadero amor. Esos son los corazones que me gusta devorar y destrozar, porque es lo que soy yo. Una devoradora de corazones. Quiero ver esa mirada perdida de dolor y angustia, ese titubeo sorpresivo.

Ese dolor ajeno llena ese vacío en mí y me hace sentir poderosa y me llena de control. En ocasiones me comparo con 50 sombras de grey, quiero controlarlo todo. Deseo controlar mii dolor, el dolor ajeno y la gente que está a mí alrededor.  Quiero sentir que tengo el poder sobre todo y sentir que todo se puede hacer a mi antojo, pero cuando no hay control soy una furia asesina. Porque el dolor me exige control y dominio de todo, supongo que me he vuelto una obsesa del control. El control me hace libre de mis propias penas y me hace sentir fuerte aunque sea por varios minutos.

Esa es mi penosa vida, amar sin ser amada y si alguien me ama lo alejo de mi vida. Porque no me puedo permitir aquellos lujos, no me podre permitir una vida normal y llena de amor. Ese lujo es hay una casa grande, con un esposo y una familia que amar porque esa no soy yo. Mi vida va hacer distinta a las demás vidas que pude tener y negué por egoísmo propio. Acepto la culpa de mis propios errores pero no acepto el daño que el amor me hizo cuando no lo merecía, porque yo ame con libertad y con honestidad.

Voy aceptar el dolor ajeno, lo voy hacer mío y viviré con ello hasta dejar de respirar....


S.




No hay comentarios:

Publicar un comentario