Quiero desgarrar esta vena que esta llena de muchos sentimientos.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Una ilucion que una mujer no puede tener



Era ya otro día aunque no haya salido el sol. Podía escuchar el coquí y los insectos que le tocaba a la luna. Estaba deseosa de dormir y entregarme a Morfeo. Ya quería vivir ese sueño que me daba esperanzas y vida.
Ya mi amado se había entregado al dios mitológico y aun yo contaba los segundos como minutos, pero lentamente mis ojos apagaron y mi mente se volvió una neblina oscura.

Camine en la oscuridad y me perdí en las densas agua de mi sueño. Una luz me comenzó a fastidiar.
Que el amanecer ya había hecho su entrada triunfal en la habitación, pero era imposible si las ventanas estaban cerradas.

Abrí los ojos y al principio no distinguí los objetos, más bien veía nubes borrosas y coloridas.

Parpadee hasta que mis ojos se adaptaran a la luz y a los colores. Cuando al fin pude, observe una habitación muy distinta a la mía y los colores neutrales estaba presente. Tenía todo lo que yo podía considerar una habitación de revista. Observe por unos segundos y decido salir de la cama controlando mis nervios, pero una mano me sujeta del codo y grito.

Pero rápidamente me tapa los labios.
-shhh despertaras a Christopher y Elena-me regaña una voz dormilona y muy conocida para mis oídos.
Me volteo y veo a mi amado a mi lado.
-¿Qué haces aquí?-le pregunto molesta por el susto y suelto el amarre que mantenía a él.
-durmiendo-dice sin abrir los ojos y con voz cansada.
-¿dónde estoy?-pregunte asustada mientras me sentaba en la cama.
-en tu habitación- respondió sin mirarme y ya comienza a irritarme.
-¿Qué haces en mi habitación?-le exigí saber.
El sonrió.
-Es mi habitación- respondió.
-Mientes-susurre.
-Sabes que no se mentir-me recordó.
-¡Dios mío!- exclame y el abrió los ojos.
Sus ojos eran como la madera, sus labios finos, su nariz pequeña y frágil y sus rasgos bruscos y musculosos.
Se sentó a mi lado.
-¿tuviste un mal sueño?-pregunto y negué con la cabeza.- ¿Que te sucede?-pregunto.
-Nada-mentí con tal inocencia-, estoy algo confundida, será porque aún sigo algo -dormilona-dije para mí misma.-tal vez estoy en un sueño y tal vez uno bueno.-el me miro sin dar crédito a lo que yo decía. Como si estuviera totalmente loca- ¿Somos roomate?-pregunte y el comenzó a reírse.

-creo que la falta de sueño te está afectado-me dijo y lo mire molesta. Comprendió que no estaba de broma y me mostro nuestras manos. Las dos contenían un aro de plata.

No sé pero una parte importante de mi cerebro se quebró, rompí el amarre y me arrope de pie a cabeza.
Cerré los ojos con esfuerzo.
-¿mujer que te sucede?-pregunto alarmado.
-quiero despertar de esta pesadilla-grite asustada. Él no se burló de mí comentario al contrario se sumergió debajo de las sabanas y susurro:
-no es una pesadilla boba- abrí los ojos, pero antes de protestar me beso con intensidad. Cuando el aire nos faltaba nos apartamos y sonreí.
-tu ganas-susurre feliz.
-gane a una lunática-me dijo.
-yo aún ogro-le dije.
-¿aja?, soy un ogro... Pues el ogro de comerá-al decir eso comenzó hacerme cosquilla y a besarme.
Yo me reía descontroladamente y terminamos de una manera comprometedora.
-¿porque se pone como tomate Señora?-pregunta luego de mirar mis mejillas.
-porque te amo y me haces feliz-murmure.
-usted a mí-me respondió y volvió a besarme, pero un llanto me disfrazo de la pasión.
-¿qué es eso?-pregunte alarmada.
El sonrió y me saco de la cama y pude notar que me faltaban prendas de ropas. Me sonroje y pregunte alarmada-¿Porque estoy así?
El guiño el ojo y lo comprendí rápidamente.
Me sonroje y él se alegró de haber provocado algo en mí.
Nos pusimos unas batas de dormir y fuimos a la habitación donde provenían los llantos.
Entre algo temerosa y encontré los seres más hermosos del mundo. Había una niña llorando con semejante energía y un niño chupándose el dedo como si fuera un manjar.

Mi amado me acerco a la niña y voluntariamente le sonreí. Ella me miro y detuvo el llanto. Tenía un cabello negro azabache, una mejillas redondas, una peculiar nariz pequeña y las orejas era diminutas. Tenía unos aretes pequeños y un kimono rosado con rayas negras.

-es igualita a ti-susurre.

-Lo sé-dijo con orgullo.-, pero tiene el carácter de la madre y le sonreí.

-también tiene mis mejillas-dije y tome a la bebe. Esta sonrió ya que había obtenido lo que clamaba.-eres hermosa-le dije y ella rio coquetamente.-también inteligente.

Mi amado tomo al otro bebe y lo acerco. Este nos miró por unos segundos y comenzó a llorar.
-El está celoso-me explico y ambos intercambiamos bebes. Ya cuando lo tuve en mis brazos se calmó. Le di un beso en la mejilla.
-Ya bebe-lo consolé algo preocupada

-es muy parecido a ti-me dijo y lo observe. Era igual que la niña a excepción de los aretes, cabello que era menos oscuro, algo ondulado y supuse que sería rizado y sus ojos era miel pura. Tenía una mirada totalmente concentrada y me miraba como si supiera quien era. Sin duda era como yo y no se lo podía negar a semejante bebe. Lo volví a besar. Tenía un kimono verde y gris.
 -Dame a la niña-pedí y los tome a ambos y los cuatros fuimos a la habitación, acomodamos a los bebes en el medio de la cama y nos acostamos. Esperamos que se durmieran y yo los observe en silencio.
Cuando la niña se durmió la bese en la mejilla tantas veces como fuera posible y sentí que me miraban.
Lo mire a los ojos.
-gracias por esto-le dije.
-de nada- susurro-y gracias a ti por ser tú.-se acercó a mis labios......
Abrí los ojos como pude y tome lo que estaba a mi alcance y vi la hora que era en mi teléfono. Supe que había vuelto a vivir en un sueño perfecto, pero volvía quedarme dormida antes de protestar y esta vez no soñé.





Por: Sussan

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