¿Porque
estoy en este lugar?
Nuevamente me siento
aturdida por tanta belleza que nace y desvanece antes mis ojos de madera
quemada. Me mire y note rasguños en mis
brazos descubiertos, mi cabello caían rebeldemente sobre mis hombros y mi
pecho. Solo tenía una zapatilla puesta y un pie descubierto. Vestía de un
vestido que de primera instancia supe que era blanco pero en ese momento estaba
teñido de sangre, sucio y lodo. Estaba sola en ese maldito lugar y eso no le
molestaba, pero no sentía que eso fuera normal.
Quiero llegar al final de ese sendero, un sendero
tormentoso y melancólico, las hojas de los arboles caen melancólicamente marchitas
y sin vida. La lluvia de hojas era
triste y dolorosa para mis ojos, porque aquellas hojas lloraba lo que ella misma callaba en su corazón. El astro rey ardía
sobre mí y calentaba mis mejillas redondas y morenas.
Al no soportar tanto dolor decidió caminar de ese
sendero y encontrar paz. Cada pisada que
daba la atormentaba porque el silencio no se encontraba en ningún lugar, las
hojas sonaba con como cristales rotos a los cuales no encontraba en ningún lado
y temió lastimarse con aquellas ojos marchitas.
Sentí un dolor pulsante en mi corazón y detuve el paso
sosteniéndome el pecho con total agonía. Comprendí que las hojas no era lo que
sonaba como cristales rotos era mi corazón que estaba roto, hipoglucémico de
amor, ternura y calor que tan solo un beso podría unir esas partes rotas.
Mi pie descubierto sentía las hojas frías al igual
que la tierra que pisaba con rapidez de ser lastimada por algún animal, pero
desde cuando me preocupaba por unas hojas y animales.
A lo lejos veo una sobra masculina y es cuando veo a
un hombre que se me resulta familiar por sus hombros anchos, ojos oscuros y sonrisa a
medias, claro que reconocía esos ojos. Supe quién era, sus ojos siempre fueron
la clave de aquellos sentimientos. Esos ojos que me dejaban caer en un abismo
de emociones raras y que no entendía. Que hasta entonces no quería comprender
por ese sentimiento esencial
Miedo
Miedo al dolor, miedo al rechazo, miedo hacer una
marioneta y miedo de corromperme por completo. No quería sentir miedo, pero era
lo más que sentía desde que mi amado me dejo para seguir su propio sendero. Me detuve
en seco y sentí que el dolor empeoraba en mi pecho, seguí mirando aquel chico a
lo lejos que me llamaba con su sonrisa torcida. Algo en mi deseaba que mi
cabeza se acomodara sobre su pecho y
escuchar ese sonido sordo y monótono que me encantaba escuchar. Ese sonido alteraba
mi corazón y los dos latían de una manera extraña como si fueran uno.
Negué con la cabeza y rápidamente los árboles se
movieron creando un camino nuevo alejándome de aquellos ojos y sonrisa torcida.
Entre a ese nuevo sendero, esta vez no caía hojas
secas y marchitas, pero caía nieve y podía ver como la brisa helada me cortaba
la piel. Había oscuridad, pero al levantar la vista vi a la luna y sentí que estaría
segura. Porque mi amado siempre me aseguro que la luna estaría para ambos
mientras los estuviéramos separados. La nieve cubría hasta mis tobillos y me hacían
temblar de manera descontrolada. La sangre se me helaba y veía que calor se
escapa con mis respiraciones forzadas. Cada paso que daba sentía que las
fuerzas se quedaban atrás, pero algo que no esperaba sucedió.
Él estaba delante
de mirándome con una sonrisa más brillante que la luz de la luna, mi corazón comenzó
a bombardear sangre y sentí ese arranque de correr a sus brazos, pero no
importaba cuando luchara para estar en sus brazos calientes. Lo extrañaba con
todo el corazón, deseaba mojar las sabanas hasta el amanecer y deseaba dar amor
y ser amada con toda las demandas de mi células.
-Ayúdame-suplique, pero el trueno resonó callo mi
suplica.
En cambio el me veía decepcionado y triste.
Algo nuevamente sucedió, la nieve comenzó a crecer y
crecía cubría todo mi cuerpo, pero no importaba cuanto luchara por salir me arropaba.
La nieve se había vuelto como arena movediza y me ahogaba con cada intento de sobrevivencia.
Suplique ayuda, pero ya era en vano la nieva ya me había
cubierto por completo y rápidamente cerré
lo ojos a la muerte.
Pero no hubo muerte, oscuridad y golpe sordo al mi
cuerpo golpear el agua helada.
Abrí los ojos y me encontraba en un cuerpo de agua y
por la cantidad de agua que entraba por mi boca comprendí que era dulce. Salí a
la superficies con agitada y me vi siendo guida por una corriente que se
acercaba a una cascada. Mire al cielo y vi un eclipse lunar que se teñía de
sangre y me asombraba con plenitud.
Asustada intente acercarme a la horilla, pero fue en
vano porque la corriente era violenta y dominante me llevaba a mi fin inminente,
pero una tronco callo delante de mi creando un puente entre ambos extremos del
rio. En cada extremo estaba los dos hombres que había visto desde había
enfrentado el sendero terrateniente y el sendero invernal.
Ambos suplicaron que subiera al tronco mientras
ellos los sostenían con esa fuerza sobrenatural.
En contra la corriente subí al tronco con cierta dificultada
por que las corrientes golpeaban el tronco deseando que yo cayera al agua nuevamente.
Cada uno deseaba que fuera a su encuentro, pero era
imposible dado a que no sabía que extremo tomar.
Ambos tenían puntos buenos y puntos malos, a los 2 yo
amaba con locura, pero solo uno saldría vencedor. Ambos habían causado estragos
en mi corazón y tenía miedo por lo que ocurría a mí alrededor sin control. Antes
de decidirme la corriente golpeo el tronco y caí al agua. La corriente era más dominante
y no me dejaba acercarme a la orilla donde podría estar salvo y sana. Porque no
había tomado un camino porque me sentía tan frustrada y asustada por ambos. Desvié
a lo lejos una roca, pero no pude sostenerme de algunas y fue cuando sentí un vacío
en mi estómago.
Solo sentí aire por todo mi cuerpo y cerré los ojos.
Mi cuerpo golpeo algo duro que me dejo aturdida por
un tiempo inespecífico. El silencio no estaba presente, pero se sentía el agua
caer y golpea el fondo de la cascada. El oxígeno no entraba a mis pulmones y no
se inmutaba por adquirirlo.
Algo me saco con violenta y me sostuvo en unos
brazos que yo desconocía por toda la confusión para luego colocarme en el suelo
duro. Sentí un roce violento sobre mis labio y sentí algo emerger de mi boca provocando
que yo tosiera.
Abrí los ojos y me encontré con el que menos yo
esperaba tener delante, pero que el destino había puesto delante de mí. Quien sanaría
mis heridas, el que estaba en uno de los extremos y no me atreví acercar a su
lado por miedo. El seria lo que una vez desee y que comprendí anhelar en los
senderos. Sería mi único amado hasta el final del tiempo. Sabía que no podía elegir,
pero el destino si podía por mí porque mi destino esta forjado desde mucho
antes de lo que yo había imaginado. Me entregue a mi destino con un beso que deseaba
otorgar con tanta desesperación en mi corazón y selle un pacto con el silencio
con mi salvador y mi único amor.
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