Quien lo diría, yo en esta
situación.
Caminado de un lado a otro
sin detenerme con un mar de sentimientos interminables, odio, rabia,
sufrimiento, tristeza, melancolía, culpa y algo que no identificaba. Yo estaba al
punto del llanto y la desesperación. Escuchando el gorgoteo de la cañería del escuchado
y de ruidos que esta fuera de mi mente. Mis ojos estaban fijos en una pieza blancuzca
con una leve estructura pequeña y frágil, del cual tenía una parte tenía un indicador.
Lo que revelara determinaría mi vida.
La vida que yo creía que iba
a perder por irresponsabilidad, el que me esperaba fuera del baño no tenía la
culpa, ¿porque? Yo había sido consciente de lo que podría suceder si me dejaba
rendir ante esos ojos oscuros y esas sabanas escurridizas. Yo había prometido jamás
enamorarme, luchar por esas metas que me alejaban de mi verdaderos sueños ¿yo tenía
sueños?
Si, tenía sueños en el
pasado. Cuando alguien me había ilusionado para luchar por esas cositas
diminutas, pero importantes que me haría feliz y mujer. Un secreto que guardaba
tras esas lágrimas de rabias que contenía en ese momento. ¿Cuándo podría ser
feliz? Nunca, eso era una atribución que una mujer en mi posición no debía
permitirse.
Me mordí los labios y conté
lo segundo con cada latido de mi corazón que rompía el silencio.
Una mujer como yo no debía
llorar, debía ser fuerte y tomar las peores decisiones nada a la ligera y sin
pena alguna, pero eso lo que me mataba. El dolor de perder, pero ¿qué perdía?
mi vida, lo perdía a él, a los que amaba o simplemente perder eso que yo creía
que crecía dentro de mí.
Aparte los ojos de la
plaquita y mire mi vientre moreno con curiosidad.
¿Habrá vida ahí?
Negué con la cabeza y sentí
las ganas de llorar.
Si, ¿tendría mis ojos? ¿La nariz
de mí amado? ¿Sería la mejor de su clase con esa inteligencia que ambos
solíamos gozar? ¿Sería niña?
Mi mente se llenó de
preguntas que nuca pensé pensar en un segundo mientras mis manos tocaban mi
vientre tibio con nerviosismo.
¿Podría con esa carga?-pensé
y sentí ese calor maternal.
Claro que podría-susurre.
Era una chica fuerte y si en ese momento tenía un motivo para mandarlo todo al
diablo lo haría, valdría la pena.
¿Porque valía la pena?-pensé
sintiendo los niervos a piel de flor.
Porque aquello que temía
tendría una parte de los dos, una buena y una mala, un ying y un yan. Ellos se
amaban o eso pensaba en ese momento.
Ella quería salir y abrazar
a su amado decirle que no importaba, pero se contuvo. Sabía que no podía
hacerlo, debía esperar al ver el resultado. Si era positivo ella misma lucharía
por ese ser, sola y contra el mundo, pero se preguntaba si podría amar a ese
ser como debía. Si el resultado era negativo ella fingiría que nada paso,
tragaría todo lo que sentía y ese calor maternal que crecía en su corazón.
Aparte mis manos de mi
vientre y observe la plaquita con el aliento contenido.
Vi una rayita nacer en la plaquita,
era de color purpura brillante y solo significaba algo.
Negativo
Sonreí tristemente ya que
una mujer como ella no debía darse esas atribuciones llamadas sueños e ilusiones.
Tome la plaquita y la guarde
en la caja, luego tome mis cosas y con el orgullo como escudo Salí de mi enserio.
Él estaba esperándome con
una palidez fantasma y supuse que si él se veía así yo me debía ver fatal.
Quise decir algo para clamarlo, pero no supe que decirle. Me senté a su lado y
le dije resultado. Le entregue la caja sin mirarlo y conteniéndome de hacer una
escena femenina.
El vio el resultado y
colaboro con las instrucciones para luego parlotear muchas cosas que yo no pude
escuchar porque solo me contenía las lágrimas, pero fue en vano. Mi mente se desconectó
y sentí que algo se parto dentro de mí y no supe como repararlo. Mientras sucedía
sentí algo tibio y lleno de ese sentir materna correr por mis mejillas, no solo
eso sentí evaporarse mi frágil orgullo, cuando note que no estaba sola supe que
yo no era la única que lloraba. Fue cuando él me abrazo aunque yo no quería ser
tocada, consolada y amada. Me decía que me amaba, por primera vez lo dijo con
las ganas que muchas veces soñé oír. Lo dijo tan claro que me quede pasmada.
“te amo aunque piense que me importas una mierda, aunque creas que amo a otra y
por toda esas cosas que tienes metida en esa cabezota. Si te amo y no quiero
perderte”
Esas palabra me hicieron
sentir más culpable de lo que ya estaba.
Quería ser juzgada por irresponsable,
lastimarlo, ponerlo en esa situación y por pensar cosas imposibles.
Nos fuimos de ese lugar y no
fuimos a otro lugar buscando más calma, pero no halle al principio.
Mi rostro estaba en su
pecho, mis lágrimas mojando su camiseta y mi corazón hinchándose de
sentimientos.
Mi corazón era el que había
sufrido noches de insomnio y preocupaciones interminables, yo había sido cruel
con ese órgano. Había sido cruel con mi amado y con mi corazón, no merecía ese
consuelo que el buscaba darme, ni sus besos ni carisias me pertenecía.
Aun así me hice la fuerte y
calle ese dolor, seque mis lágrimas y lo tome de la mano. Decidí llevarlo a
donde el deseara y luego resolvería mis propios problemas. Durante el camino quise
llorar, pero no lo hice y use mi orgullo a mi favor. Sonreí a medias, seguí un
juego infantil de quien fingía despreocupación y nada de dolor. Lo bese y lo
llene de carisias, las que pude darle de corazón.
Después de llegar a mi
hogar, estar lejos de él. Desgarre esa vena en dolor, deje que el agua me
limpiara por sí sola, me rendí en la bañera calle los gemidos con música y
después de salir con mi cabello mojado y jurando ser otra. Porque la que entro
murió con agua y jabón, jure seguir con mis metas a corto y largo plazo.
Un bebe no era algo que una
mujer como yo debía atribuirse.
Sonreí con tristeza y seguí
haciendo lo mejor que podía hacer.
¡Vivir con una sonrisa
mentirosa!
____________________________________________________________Por Sussan
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