Mis ojos seguían fijos en su rostro, aunque yo me mantenía alejada de su cuerpo desnudo. Sin embargo no era por miedo si no por vergüenza.
-Sabes una cosa- comenzó y parecía avergonzado.- que a pesar de todo quisiera estar contigo.-susurro... Paris sin apartar los ojos de mi rostro.
-¿Por qué?- pregunte sin entender sus palabras.
-Siento algo por ti- .respondió Paris.
-¿Qué es?- demande.
-Amor-respondió.
No quería ser cruel ni malévola así que soporte la risa.
-Apenas me conoces- le dije y por un segundo sentí lastima por París.
-Sé cómo te llamas-. Susurro tranquilamente.
-No es mi nombre verdadero-. Replique.
-Lo sé- me contesto con toda naturalidad.
-¿De qué sirve eso?- pregunte sin comprender.
-Mucho- se limito a contestar.
Me encogí de hombro si tener que decir.
Paris se acercó a mí y tomo mi rostro con sus manos tibias. Su aliento me quemaba el rostro con más fervor que antes y París murmuro con suavidad:
-Sé que no me amas, pero con un poco de esfuerzo y tiempo a prenderas a sentir lo mismo que siento yo por ti-. Me aseguro con una promesa.
-¿Tú crees?- pregunte sin pensar en las palabras.
-Si -dijo y me sonrió.
-¿Que te hace pensar eso?- exigí saber.
-Tengo el tiempo del mundo y una vida entera para curar las heridas que tiene tu corazón, yo tengo el optimismo de que conmigo podrás olvidar a ese ser que ha roto tu corazón.
Trague hondo ya que recordé la pesadilla con dolor y espanto.
-¿Quieres intentarlo?-pregunto Paris con educación.
Me tome mi tiempo para contestar esa pregunta.
Porque me importaba Romeo si ya el no seria para mi si no para Rosalinda. Yo tenía el derecho de vivir y ser feliz, pero si el destino me puso a Paris en el camino que manera para saber que la suerte seguía estando de mi lado. Paris parecía agradable, inteligente, atento y caballeroso, se podría contar su bella deslumbrante. Ya mi corazón estaba roto y Paris era el cardiólogo que el destino me había encomendado para que curara mi corazón roto y desnutrió por falta de amor y cariño.
Sabiendo cual era la respuesta me acerque a Paris y presione mis labios con suavidad en sus labios. Me aparte con normalidad y el soltó sus manos de mi rostro y me rodeo con su brazos fuerte y llenos de calor.
-Gracias- susurro agradecido por mi beso.
-Gracias a ti- le susurre y cerré los ojos conteniendo las lagrimas.
Había unas cosas terrible y las podría en numerar con facilidad, pero los más cruel que había hecho era hacer que un chico tuviera ilusiones conmigo y por primera vez acepte renunciar a Romeo y a humillarme ante el locamente como sin dudad cualquier chica se atrevería hacer.Ver más
-Sabes una cosa- comenzó y parecía avergonzado.- que a pesar de todo quisiera estar contigo.-susurro... Paris sin apartar los ojos de mi rostro.
-¿Por qué?- pregunte sin entender sus palabras.
-Siento algo por ti- .respondió Paris.
-¿Qué es?- demande.
-Amor-respondió.
No quería ser cruel ni malévola así que soporte la risa.
-Apenas me conoces- le dije y por un segundo sentí lastima por París.
-Sé cómo te llamas-. Susurro tranquilamente.
-No es mi nombre verdadero-. Replique.
-Lo sé- me contesto con toda naturalidad.
-¿De qué sirve eso?- pregunte sin comprender.
-Mucho- se limito a contestar.
Me encogí de hombro si tener que decir.
Paris se acercó a mí y tomo mi rostro con sus manos tibias. Su aliento me quemaba el rostro con más fervor que antes y París murmuro con suavidad:
-Sé que no me amas, pero con un poco de esfuerzo y tiempo a prenderas a sentir lo mismo que siento yo por ti-. Me aseguro con una promesa.
-¿Tú crees?- pregunte sin pensar en las palabras.
-Si -dijo y me sonrió.
-¿Que te hace pensar eso?- exigí saber.
-Tengo el tiempo del mundo y una vida entera para curar las heridas que tiene tu corazón, yo tengo el optimismo de que conmigo podrás olvidar a ese ser que ha roto tu corazón.
Trague hondo ya que recordé la pesadilla con dolor y espanto.
-¿Quieres intentarlo?-pregunto Paris con educación.
Me tome mi tiempo para contestar esa pregunta.
Porque me importaba Romeo si ya el no seria para mi si no para Rosalinda. Yo tenía el derecho de vivir y ser feliz, pero si el destino me puso a Paris en el camino que manera para saber que la suerte seguía estando de mi lado. Paris parecía agradable, inteligente, atento y caballeroso, se podría contar su bella deslumbrante. Ya mi corazón estaba roto y Paris era el cardiólogo que el destino me había encomendado para que curara mi corazón roto y desnutrió por falta de amor y cariño.
Sabiendo cual era la respuesta me acerque a Paris y presione mis labios con suavidad en sus labios. Me aparte con normalidad y el soltó sus manos de mi rostro y me rodeo con su brazos fuerte y llenos de calor.
-Gracias- susurro agradecido por mi beso.
-Gracias a ti- le susurre y cerré los ojos conteniendo las lagrimas.
Había unas cosas terrible y las podría en numerar con facilidad, pero los más cruel que había hecho era hacer que un chico tuviera ilusiones conmigo y por primera vez acepte renunciar a Romeo y a humillarme ante el locamente como sin dudad cualquier chica se atrevería hacer.Ver más
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