Quiero desgarrar esta vena que esta llena de muchos sentimientos.

lunes, 26 de enero de 2015

Yo cambie/ I change


YO CAMBIE

 

 

Desde hace mucho tiempo siento que no soy la misma. No sé cuándo fue el momento que cambio todo, cuando fue el momento exacto para que yo dejara de ser quien yo era antes. No digo que el cambio fuera malo o bueno, es que fue repentino. En las noches me pregunto cuando fue, fue cuando me aferraba a sus brazos y susurraba repetidamente “no te vayas, no me dejes. Si te vas todo va a cambiar”. Supongo que no fue ahí, pero podría ser. Tal vez fue cuando las noches me lastimaban, el tiempo era interminable y mi corazón abría una herida en mi mediastino. Ese podría ser un momento, pero sigo pensando que ese no fue. Tal vez fue cuando el sol comenzó a calentar mi piel y mostrarme la salida al final del camino que yo misma me había metido. Ese camino donde era ciega, sorda, muda, sumisa y esclava de mis sentimientos.

 

 El sol se alzó como astro rey y yo pude ver con tal claridad todo, fue tan claro y preciso. Cuando Salí de ese sendero de esclavitud sentí que era libre y sentí mi corazón rugir la leona que hay dentro de mí. El primer instinto fue causar dolor y sufrimiento a quienes me habían puesto ahí, pero había aprendido que el dolor más dolor termina siendo dolor al fin al cabo. Guarde mis zarpas y mis rugidos para más adelante esperando el huracán. Porque te vi venir, venias de tierras lejanas y venias a doblegarme. No lo podía permitir, jamás volvería a bajar el lomo ante ti. Yo soy una leona y tú eres la liebre. Tú vivías prendido de mi cintura, prendido de mí ser, robándome el aliento, arrancándome el alma y dejándome herida. Llegaste con tus vientos, asotanándome pero no me doblegue.
                                     
Llegaste con tus aguas pesadas y no moví ni una hebra de mi cabello. Llegaste con tus relámpagos y no me asuste. Llegaste con tus truenos, pero mis latidos retumbaron más que tus escandalosos ruidos. Porque no me doblegaría jamás y hasta ahora no lo haría por ti ni por nadie en el cosmos.

 

Después de ver tu mil intento para hacerme doblegar me levante, mostré mis colmillos y te mostré el ser que yo me había convertido para luego soltar un rugido. Ese rugido detuvo todo, detuvo el tiempo y endureció mi corazón. Supongo que pudo haber sido ese momento, suena lógico aunque mi comparación metafórica suene delirante.  Tal vez fue en el momento cuando un ángel atravesó mi camino, me detuvo con sus alas blancas y brillantes. Sus ojos era el océano y todo su ser irradiaba lo que mi corazón gritaba en ese momento. Cuando lo vi, sentí algo que aún me cuesta creer, sentí esos nervios de adolecente enamorada, sentí esa necesidad de escuchar su voz y saber más de ese ser. Quería saber de este ángel que me interrumpía el paso y saber sus intenciones conmigo. Cuando el ángel me observo vio dentro de mi alma y vio lo no me dejaba ser feliz. Escucho mis quejas, mis delirios y se bebió cada una de mis lágrimas. Saboreo la sal de mi ser y la amargura de mis sentimientos. Yo creyendo que al saber todo de mí se alejaría de mí, pero no se alejó de mi lado. El Ángel me abrigo con sus alas blancas hasta quedarme dormida sobre su pecho. Mientras dormía este ángel comenzó a curar esas heridas profunda que yo misma desconocía de mí ser. Comenzó a susúrrame palabras de amor mientras dormía, jugo con mi rebelde cabello mientras cuidaba mis sueños.  Por un momento creí que estaba antes un Dios mitológico, tal vez Dios vikingo o Dios griego, pero no era un ángel. Un ángel de carne y hueso, que al despertarme con sus labios me beso como nunca nadie había hecho.
Sentí como el calor entraba a mi alma, sentí como sus ojos me recordaban al paraíso y sentí como mi corazón se unió al suyo. Sentí que éramos uno cuando estaba en sus brazos, porque me sentía segura. ¿Era posible ese sentimiento? En ese momento lo era, era posible todo. Sosteniéndome aun en sus fuertes brazos me sentía frágil, inexperta y temerosa porque temía que un día llegara su partida. Porque tú eres un Ángel especial y muy diferente a los demás, un Ángel como tú, un Ángel que pelea contra las amenazas de la humanidad.

 

Fue cuando ese momento llego, tu partida. Sentí que yo dejaría de respirar, pero tú me diste un beso de miles de alientos. Yo sentí que mis ojos no dejarían de llorar, pero besaste mis dos parpados con tus labios carnosos el llanto seso. Yo Sentí que mi corazón se rompería, pero le susurraste a mi corazón palabras de amor y este jamás se rompió. En tu inminente partida dejaste en mi dedo un anillo de nuestro amor y yo deje un anillo soldado a tu dedo para que jamás me olvides. Aunque en ocasiones duele tu ausencia, te siento en las noches, te siento en mis sueños y te siento cuando despierto de cada pesadilla. Estas ahí aunque no te pueda ver, aunque no pueda sentirte lo estas. Porque tu corazón y el mío son uno.

 

Luego pienso en ti devorador de corazones, pienso que tú pudiste contribuir al cambio de mi persona. Pienso en tus manos y tu hedor y siento como me tiembla el cuerpo y el miedo que sentí aquella vez. Se me hela las venas del cuerpo al pensar que hubiera pasado si yo no hubiera sido fuerte, valiente y una leona.
Hay veces que te cruzas por mi camino y no dejo que me devores con tu dentadura sangrienta. Ya no permito que me mires como me mirabas y no permito que te acerques a mí. Solo pongo distancia por que cuando debiste cuidarme no lo hiciste, te vestiste de cordero y resultaste ser peor que las bestias de los cuentos de hadas. Hay veces que medito durante los silencio del alba que yo cambie por que el dolor me cambio.

 

Tuve que pasar por el infierno para cambiar, pero es cierto más de dos personas les debo este cambio de mi persona.  Te lo debo a ti Huracán por poner mi mundo y mi vida de cabeza en una tempestad; porque resultaste ser todo lo que contrario que yo suplique con tantas ansias. Te lo debo devorador de corazones por querer devorarme la carne y arrancarme el corazón en miles de pedazos, por mentirme, porque arruinar una amistad de años y porque al final de todo me abriste los ojos. Te lo debo Ángel, has sabido ser más de lo que debes ser, porque me amas como tú sabes hacer y me das la fuerza para cambiar y seguir luchando. Porque a pesar de la distancia te amo y espero tu regreso a mi brazos. Finalmente me lo debo a mi misma porque yo permití todo esto. Permite que me destrozaran con los vientos huracanados, permite que el devorador estuviera por mis terrenos y permití que Ángel me detuviera el paso. Solo es ahora que notos mis cambios, noto la desconfianza y el poco tacto humano que queda en mí. La independencia con la cual me abrigo y la arrogancia que sobresale de mis poros.
Las pocas sonrisas que brindo y los pocos abrazos que entrego son partes de mi cambio. Que la soledad sea mi única aliada y confidente por las noches cuando mi Ángel no está cuidándome mientras duermo. La soledad sabe de mi tanto que me da temor que hable de mis secretos, que le diga a la muerte lo susurro mientras las pesadillas me desgarran.

 


Solo espero que entre todos estos cambios yo no olvide quien soy yo, no olvide de donde provengo y jamás, pero jamás olvidare los culpables de todo esto.

 

Gracias a ustedes todo esto paso…

S.