Quiero desgarrar esta vena que esta llena de muchos sentimientos.
sábado, 28 de noviembre de 2015
Un Dia Griz por A.S.
Tal vez hoy sea un mal día, tal vez hoy parezca todo lejano, tal vez hoy la esperanza se pierda. A lo mejor quizás hoy tú cielo se pinte de un tono gris, se nuble y hasta una tormenta caiga. Pero, también tal vez hoy sea el día en que todo lo malo de tu vida amenace con escapar, tal vez las personas que no necesitamos en nuestras vidas nos demuestren que ellas no deberían estar allá, que tal vez ellas solo son algo pasajero. Tal vez en este día sientas que el mundo te abandona, que Dios mismo te da la espalda, que estás sola. Tal vez hoy pase todo lo pésimo de tu vida, pero tal vez mañana sea el omento en que la tormenta pase, en que te levantes y en vez de renunciar una vez más a vivir, a ser feliz decidas luchar.
Ed por Airam
Y entonces no sabrías si realmente estoy llena de deberes o si solo has dejado de ser mi prioridad porque amor mío tan distinta sería una amistad.
Cuando me dijiste que ya era suficiente también me morí un poco porque vi como esa podía ser la última vez; Vi como todo había sido la ultima vez ... Que la ultima vez que tome tu mano fue para despedirte, que el último beso dado no fue largo, que la ultima vez que te dije Te Amo no vi si te quedo muy claro, que la ultima vez que mire a tus ojos estábamos semi abrazados. Si termináramos no recorreríamos París tomados de la mano, ni Londres en tren, no disfrutaríamos juntos de Venecia ni a España cada mañana. Lo vi, no habría más búsqueda de canciones para bailes sin canción, no habría dosis diarias de amor, ni dos perros, conejos & un pez; no habría tú & yo & mi niño eso me rompió el corazón. Por eso yo sé que Te Amo mi dulce amor porque imaginarme no estar a tu lado me atravesó, saber que más cosas podrían no ir bien pero que sin embargo remediarlas con amor es mi elección es lo que quiero yo, intentar de todo; si algo no funciona quiero remediarlo antes de darme por vencida, hemos tenido grandes avances amor mío & eso me hace muy feliz.
viernes, 27 de noviembre de 2015
Corazones para cenar
Llevo
tiempo que no escribo siento que he perdido ese arte de unir palabras. Ya no me
siento tan capaz como antes. Siento que todo lo que luchaba antes en mi pasado
es más que un recuerdo vago e infantil. Despierto en ocasiones maldiciendo al
amor por mi falta de arte porque siento que amor ha marcado mi vida y no me
había dado cuenta hasta hoy.
Soy
una chica Promedio por que mi estatura es de tamaño promedio, irónico que suene
cómico; pero para muchas personas suelo ser fascinante. Aun no entiendo el
porqué, ¿tal vez son mis labios con rasgos negroides o mi manía de decir lo que
siento y pienso sin que me importe la otra persona? No lo sé, ¿tal vez sean mis
ojos que son como la madera quemada y que pueden volverse a miel derretida?
pero lo más fascinante de mis ojos es que suelen decir lo que mi corazón calla
y me avergüenzo a decir.
En ocasiones divago entre la verdad y la mentira, pero
mis ojos no. Son pura verdad. ¿Si no son mis ojos que será? ¿Será mis curvas
esbeltas y pronunciadas que gritan en cada poro taino, africano y europeo? Eso
no será, la belleza es relativa para mí y aun siento que la belleza no me ha
tocado con bendición. Aunque muchos creen que soy hermosa por fuera, ¿pero que
hay dentro de mí? ¿Órganos? ¿Células? ¿Sistemas funcionando en una homeostasis?
¿Dentro de mí hay alma?
Creo
que dentro de mí hay muchas cosas meno almas y corazón. Mi alma fue reducida a
polvo en los últimos meses y mi corazón esta tan roto que no tiene más remedio.
Siento que ya me resigne a la pérdida de un amor tras otro, a vivir a una soledad de noches vacías y devorando
corazones sin compasión alguna. Ese otro sentimiento que comencé a sentir en
raras ocasiones pero hacia las personas si no a mí misma. Un sentimiento que va
mezclado con la lastima. ¿Tan malo no es tener alma? En ocasiones quiero
recuperar mi alma y no puedo.
Él tiene mi alma y unos pedazos vitales de mi
corazón. Lucho por recuperarlos, pero él no me las devuelve. Se resiste me
quiere suya, sumisa y doblegada por esas franjas rojas y blancas y estrellas
blancas llenas de perjuicios y miseria. Sus ojos azules como el mar me siguen
por las noches en una persecución horripilante. Cuando no me persigue, yo lo
busco. Busco todo de él, sus ojos, sus labios, su piel marmoleada. Lo busco con
ansias hasta gritarlo mientras duermo. ¿Cuándo podre olvidarlo del todo? Hago
mi esfuerzo, pero esa sed de mi propio ser por su compañía. ¿Me estaré
volviendo loca? Tal vez, nunca he sido muy cuerda y normal para demostrar lo
contrario.
Luego
pienso en los tiburones blanco, son aquello tiburones que me siguen, me
persiguen como si fuera un filete sangriento. Cuando yo sé que solo quieren
mojar las sabanas con mi piel morena,
quieren ultrajarme y mancharme
con sus manos sucias. En ocasiones me gusta jugar en el mar de los hipócritas y
mentirosos nadar entre los tiburones, ver como juega, como actúan y como clavan
sus afilados dientes en nuevas víctimas, pero estoy en ese mar solo para
aprender de ellos. Los tiburones blancos suenan algo melodramático, pero
existen. Es aquel chico que vive en bar en bar buscando una nueva chica en su
cama, chico que ves en un chat deseoso de recibir fotos inapropiadas de ti
misma o incluso el chico que se esconde tras el disfraz de oveja sumisa
esperando poder devorarte como tiburón hambriento.
Pero
los tiburones no me preocupan, me preocupan los inocentes. Aquellas personas
que quieren estar junto a mi aunque saben cómo estoy y como me siento. Son
personas que resultan lastimadas por mi culpa, que en ocasiones no quiero
herir, pero por alguna razón disfruto de su dolor. Sé que está mal, pero me
gusta sentir que otra persona sufre por culpa. Son esos seres de corazones
puros y llenos de amor que jamás han visto el dolor del verdadero amor. Esos
son los corazones que me gusta devorar y destrozar, porque es lo que soy yo.
Una devoradora de corazones. Quiero ver esa mirada perdida de dolor y angustia,
ese titubeo sorpresivo.
Ese
dolor ajeno llena ese vacío en mí y me hace sentir poderosa y me llena de
control. En ocasiones me comparo con 50 sombras de grey, quiero controlarlo
todo. Deseo controlar mii dolor, el dolor ajeno y la gente que está a mí
alrededor. Quiero sentir que tengo el
poder sobre todo y sentir que todo se puede hacer a mi antojo, pero cuando no
hay control soy una furia asesina. Porque el dolor me exige control y dominio
de todo, supongo que me he vuelto una obsesa del control. El control me hace
libre de mis propias penas y me hace sentir fuerte aunque sea por varios
minutos.
Esa
es mi penosa vida, amar sin ser amada y si alguien me ama lo alejo de mi vida. Porque
no me puedo permitir aquellos lujos, no me podre permitir una vida normal y
llena de amor. Ese lujo es hay una casa grande, con un esposo y una familia
que amar porque esa no soy yo. Mi vida va hacer distinta a las demás vidas que
pude tener y negué por egoísmo propio. Acepto la culpa de mis propios errores
pero no acepto el daño que el amor me hizo cuando no lo merecía, porque yo ame
con libertad y con honestidad.
S.
viernes, 13 de noviembre de 2015
El cuarto pequeño.
El cuarto pequeño.
Esto es nuevo para mí, jamás creí estar en este lugar. ¿Cómo se llama
este chico? ¿Scott? ¿Sam? ¿Sadiel? Ni lo recuerdo y no importa el saber su
nombre. Lo que me interesa es salir de ese lugar de una vez por toda, pero algo
me detiene. La sensación de libertad me cubre todo mi corazón y me saca una
sonrisa tonta.
Aun así salgo de la cama lentamente y comienzo a vestirme sin mirar a mi
amante.
-¿ya te vas?-pregunta este chico con acento francés.
-si-respondo sin mirarle.
-¿Por qué?-pregunta.
-Los adultos tenemos que trabajar para un mundo mejor- respondo y no
entiendo lo que dice después. Termino de vestirme sin prestarle atención.
Me muestro desinteresada, pero en mi mente se lidia una guerra con la
curiosidad.
¿Te gusto?-pregunta curioso y nervioso
-si-respondo y me encaro a verlo.
Él tiene los ojos azules como el cielo, unos labios
carnosos y pálidos, es alto y delgaducho. Tiene un rostro infantil y sensible. Sus facciones me hacen pensar en lo diferente
que somos, incluso lo larguirucha que es su nariz y lo pequeña y diminuta que
es la mía. Su piel es pálida y suave, pero no como la mía que es bronceada.
Me gusta este chico, pero no lo quiero. Me gusta besarlo,
sentir sus labios carnosos sobre los míos. Me gusta sentir su respiración agitada
en mi cuello. Me gusta la sensación de poder que me brinda cuando estoy sobre
él y como lo hago mío. Me gusta sentirlo dentro y como mi cuerpo grita con un
millón de sensaciones prohibidas. Porque él es una aventura pasajera en esta
vida tan pequeña y tan mía. Incluso acostado en esa cama tan pequeña y tan desarreglada se ve apetecible, pero debo
calmar mis ansias de carne. Me gusta el silencio que me brinda y su poca manía
de hacer pregunta, por eso me gusta tanto.
Incluso en ese cuarto pequeño y en esa cama pequeña me
siento libre de culpa, responsabilidades y fracasos. Yo no sé qué él desea de mí
y temo realizar esa pregunta porque no quiero saber. El saber lo que él desea
de mi me haría daño y el sentir algo por él me ha destruiría por completo.
-¿A ti?-pregunto y analizo su reacción.
Sus mejillas se tornan rosadas y sus labios me vuelven a incitar a
besarlos.
-claro- responde, pero no comprendo su vergüenza.
-¿Cuántas chicas habías tenido el placer de llevar a la cama?-pregunto
curiosa.
-solo una-responde arrastrando las palabras.
-una-repito y siento que hago me presiona el estómago.- ¿eras
virgen?-pregunto.
-si- responde y se encoje de hombros.-¿tu?-pregunta seriamente.
-Dos-respondo sonrojada.
El sentimiento de vergüenza me invade y me siento a su lado.
Comienzo hacer recuento de los sucesos de la noche….
Sus besos tocando los míos mientras se hundía dentro
de mí lentamente hasta hacerme gritar. Como sus músculos se tensaban en cada embestía
y como mis ojos no dejaban de mirar los suyos. La sensación que sentí cuando el
orgasmo se apodero de mí y me libero de las cadenas del infierno. Después que
yo me dejara llevar en el mar del orgasmo vi en sus ojos cuando brillaron al
estallar dentro de mí y su gruñido animal que rujió desde lo más adentro de su
ser.
Aunque esos minutos de pasión fueron dulce como la vainilla
no fue como debía, tome una parte de su ser sin pedir permiso. Lo hice mío sin
saber que podría ser capaz de tal acto atroz. Lo lleve al infierno donde yo pertenecía
con cada embestía, con cada rugido y cada suplica de mi ser. Me siento triste
por dentro porque sé que en el fondo merece algo mejor y no soy yo, merece todo
menos lo que soy yo. El debió de haber tenido este momento con alguien que
pudiera amarlo y darle todo lo que el merece. Su primera vez debía ser mágica y
llena de amor, pero había sido un fracaso por mi culpa.
Mi primera vez había sido toda una película de
suspenso, pero yo lo había hecho por amor y con todo el amor que en mi corazón había
aunque no me amaran. Aunque después de aquel momento me perdiera por completo y
mi vida jamás volviera a ser la misma.
-¿Qué sucede?-me pregunta preocupado.
-nada-dije repentinamente intentando no pensar como fue mi primera vez.
Me miro incrédulo pero acepto mi palabra.
-Me tengo que ir-murmuro y me acerco para besar sus labios. Este acepta
mi beso y me atrae hacia él, no me aleja de él. Nos seguimos besando hasta que
se me sube la temperatura al cuerpo y es cuando me alejo de él.
-Me debo ir-vuelvo a murmurar con sus labios pegados a mi.-, me gustaría
quedarme y seguir besándote, pero los adultos deben trabajar.
-¿volveré a verte?-pregunta y asiento con la cabeza.
Me aparto de su lado deseando salir antes de volver a mojar las sabanas.
-déjame llevarte-me pide mientras sale de la cama y se viste en
silencio. Tomo esos minutos para mirarlo y morderme los labios.
Su piel blanca me llama y me pide más….
Niego con la cabeza.
-vamos-me interrumpe el pensamiento.
Salimos de esa pequeña habitación para el exterior y
es cuando el olor a sal me inunda las fosas nasales. Escucho las olas chocar
contra las piedras y siento como la brisa acaricia mi pelo.
El me observa detenidamente mientras emprendemos el camino hasta detenernos
en nuestro punto de encuentro. Nos detenemos y antes de articular una palabra
me besa los labios y me deja en un mar de sentimientos. Mira cómo se aleja de mí,
deseo tenerlo pero no me atrevo. Quiero que se quede pero algo no me lo
permite. Cuando se pierde de mi vista sigo mí a camino con mil dudas en mi
cabeza y una sonrisa torcida en mi rostro.
Desde ese día no dejo de pensar en el cuarto pequeño.
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