Todos nos hacemos miles de pregunta antes de dormir y yo
no soy la excepción. Pienso en todo incluso pienso en el futuro, cuando lo
pienso me preocupo, siento la ansiedad acumulándose dentro de -porque estoy tan
cansada para pensar en ello. Esta noche fue de esas buenas ocasiones, deje que
los brazos de Morfeo me abrazaran hasta lo más profundo de la oscuridad de la
noche.
Cuando la luz llego a mí, era una luz diferente. Tanto que sentía el calor de verano sobre mi piel, en mi piel morena. Apenas la luz toco mi rostro no pude ver con claridad hasta que mis ojos se adaptaron a la luz brillante.
Camine con torpeza hacia la luz y encontré la silueta de
una puerta delante de mí, sin temor en mi corazón gire la perrilla y encontré
lo que tanto estaba buscando en mis sueños. La madera era blanca, tal vez un poco vieja pero limpia.
Frente a mi habían 3 escalones de madera, al oeste se encontraba dos sillas de
madera del cual en medio se encontraba una mesa del mismo color del suelo y la
sillas. Sobre la mesa había un florero con tres rosas rojas y tres rosas
blancas como símbolo de amor, humildad y lealtad. Recorrí mi vista al este y ahí estabas
observando con tu sonrisa peculiar.
Esa sonrisa infantil, tierna y
juvenil.
-hola
Hermosa-saludaste y sin
pensarlo me arroje a tus brazos como si fuera mi refugio favorito. Deje que tus
brazos largos me envolvieran y tu olor a hierba recién cortada me calmara. Al
principio sentí desesperación, miedo, odio y culpa. Todo al mismo tiempo pero
luego sentí amor, carriño, paz y esa sensación de sentir que flotaba.
Supe en ese momento que todo era un sueño y uno muy bueno.
-Hola
niño- dije cuando me separe de su
refugio de emociones. Su sonrisa se hizo más grande y más juvenil.
No quería despertar y quería quedarme ahí para siempre
aunque fuera una ilusión. Una estúpida y
patética ilusión de mi cabeza para joder a mí podrido corazón. Porque yo sé en
el fondo que estoy sumamente jodida desde que mis demonios entraron a mi corazón.
-¿Qué podemos hacer?- pregunto curiosa y mirando todo mi alrededor. Frente al
pórtico había un césped verde y brillante, al este había un árbol de lágrimas.
Un árbol que no se podría encontrar en mi hogar si no en tierras lejanas. - ¿Qué tal si nos
sentamos y hablamos?-pregunto con
emoción.
-Claro
hermosa- acepta y nos
sentamos al pie de la escalera. Podía sentir como el sol me quemaba la piel.
-No
quiero despertar, quiero vivir de esta manera siempre.-le comento.- podría quedarme aquí y sería muy feliz. Tengo miedo de
tomar un error equivocado, temo a enamorarme de ti y perderme a mí misma. Es horrible
sentirse tan perdida entre tanta mierda, una mierda que yo cause por enamorarme
de dos hombres. ¿Sabes el amor es horrible?-le pregunto pero él no responde.- te enamoras, todo cambia. La perspectiva
de la vida, tu cuerpo comienza a sufrir cambios anormales y por todas las
hormonas liberadas por la otra persona; después todo tu mundo se centra en una
persona. Una persona insignificante y tan destructiva, pero no es la peor
parte.
-¿Cuál es la peor parte?- pregunta con seriedad en los ojos.
Suspiro
-Lo
peor es el vacío que uno tiene luego que todo termina, comprende que las
ilusiones era más que cuentos en tu cabeza y que las mariposas en tu estomago
ya murieron por falta de amor verdadero.
-El
amor no es así-me contradice.
-¿Alguna
vez te has enamorado?-pregunto con
burla.
-Si-responde-, estoy enamorado de ti.-Lo mire incredulidad y mi reacción instantánea fue
alejarme de su lado.- no te alejes-pide y me toma
las manos pero las suelto al sentir su tacto.
Nuevamente vuelo a sentarme junto a él, pero mantengo una distancia.
-No
debes temer, prometo no lastimarte-me
promete, pero no le creo.
- No puedes
prometer tal cosa, yo tampoco puedo hacerlo mismo. Soy rebelde y destructiva. Tengo
tanto odio dentro de mí que podría asesinar y no me sentiría culpable. Deseo hacer sufrir a la gente.-el
me escuchaba sin interrumpirme y sin apartar la vista de mi rostro.- Soy mala, muy mala
para ti. Tú eres muy bueno, demasiado bueno para mí.
Siento la sensación de llorar, pero las lágrimas no salen de mis ojos.
-Eso no
me importa-me dice con indiferencia.-, me importa
amarte y que seas feliz. Feliz de todas las maneras, incluso si es sin mí. Podría
amarte y verte en otros brazos.-
vuelve a tomar mis manos.- Tu puedes amar, eres capaz de hacer lo imposible. Puedes amar
lo que desees.
-¿Incluso
la lluvia?-pregunto y él se ríe.
-Puedes
amar a la misma madre tierra si lo desearas- me asegura y ambos nos reímos. Su risa se hace
contagiosa y me tranquiliza, entrelazo mis dedos con los de él.
-Antes solía
amar la lluvia, me embriagaba con tan sola sentirla en mi piel, pero cada vez que
la lluvia se hace presente tengo un miedo horripilante.
-No deberías
temerle a la lluvia-me asegura y repentinamente
los rayos del sol fueron superados por las nubes grises en el cielo.
La lluvia comenzó a caer en el suelo, en el pórtico, en el árbol e incluso
sobre nosotros.
-La
lluvia no están mala, es refrescante y libre. Tu eres como la lluvia, recuerda
tu eres agua.-me dice.
Suelto sus manos.
-Tienes
razón pero esta helada- le recuerdo e
intento cubrirme pero él no lo permite.
-Deberías
disfrutarlo-me sugiere y se
inclina un poco sobre mis piernas. Es cuando por fin noto lo que llevo puesto,
un vestido florido de esos que verías en una película de los 50.
-¿Puedo?-pregunta y levanto un poco el vestido sonrojada.
El me quita los zapatos pero sin dejar de tocar mis pies con dulzura.
Luego de quitarlos los coloco junto a nosotros y me tomo de la mano.
-¿Me
concede este baile bella dama?-me
pregunta con una leve referencia.
-Claro-acepto coquetamente y él toma mi mano.
Corremos junto al árbol de lágrimas riendo como dos niños chiquitos.
Cuando llegamos junto al árbol mi compañero me tomo en
sus brazos y comenzamos a bailar torpemente bajo la lluvia. Los segundos se volvieron
minutos y los minutos horas interminables en ese baile. Su corazón latía como
el mío, sus labios tenía una sonrisa hermosa y sus ojos me llenaban de vida. Quería
quedarme junto a él bajo la lluvia helada frente a nuestro pórtico blanco.
Fue en ese mismo instantes en que nos detuvimos para acercar
nuestros rostro para sellar nuestro secreto con beso…Desperté, pero con una
sonrisa feliz y con el anhelo de volver a dormir para estar bajo la lluvia con él.
Ese sueño había sido mi regalo de Morfeo, por lo tanto podría ser feliz y
volver amar.
S.
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